martes, 25 de marzo de 2008

MARCO LEGAL EN LA PLANIFICACIÓN URBANA DE AMECAMECA, ESTADO DE MÉXICO

Introducción
Desde la segunda mitad de la década de los 90’s, en Amecameca, Estado de México, se inició un proceso de transformación del espacio urbano provocado por el establecimiento de algunas cadenas comerciales a nivel nacional, generando en consecuencia, cierta polémica entre algunos sectores sociales que se sienten perturbados ante la alteración de su entorno dentro del cual han desarrollado, históricamente, una forma de vida y una identidad con su espacio, pero que además estos hábitos le han otorgado un cierto carácter urbano regional, punto que es imprescindible analizar para llegar a explicar el uso de suelo actual dentro de la ciudad de Amecameca.
Cabe mencionar que este fenómeno llega a su punto crítico cuando se decide construir una tienda de autoservicio en el centro urbano de dicho municipio, concediendo una idea de progreso y modernidad hacia la población; sin embargo es necesario realizar un estudio minucioso que permita entender cómo la ubicación de la empresa Wal-Mart genera procesos de degradación en el este espacio a través de la extensión del mercado de empresas comerciales y de la consecuente terciarización del suelo, movimiento que propone un uso del suelo diferente al original, afectando de esta forma los hábitos y el modo de vida de los habitantes.
Es por ello que un análisis sobre la transformación del centro urbano en la ciudad de Amecameca, permitiría conocer la forma en que sus habitantes desarrollan sus actividades cotidianas dentro de su medio, pudiendo dar paso a la consideración de estrategias que permitan el desarrollo urbano y económico de este municipio, a la vez que integren la identidad e imagen que guardan los propios habitantes hacia su espacio.Por lo tanto, el presente ensayo se dirige a analizar el marco legal existente para este municipio en materia de planeación urbana, con la finalidad de explicar teóricamente la transformación el espacio urbano, así como la manera en que repercute hacia la alteración del medio natural y social.

Antecedentes
A 13 años de la conquista española la tierra comenzó a dividirse en haciendas, por lo que el rey Carlos I otorgó la Hacienda de Panohaya al primer cacique de Amecameca, Pedro Páez Izital, de hecho, durante los siglos XVI y XVII, la hacienda fue la institución económica central de México, y su configuración se basó en la expansión del latifundio y la proliferación de ranchos que se extendían entre los pueblos indígenas y las tierras de la comunidad, teniendo como principal finalidad el abastecimiento del mercado de la ciudad de México.
Las mercedes virreinales y las disputas legales sobre la posesión de las tierras fueron las que determinaron los límites de la mayoría, con respecto a la propiedad indígena privada, por lo cual decayó el comercio indígena, así como la manufactura y el trabajo. Dicha decadencia elevó los precios de la carne, el trigo y los frijoles, por lo que aumentó la producción del pulque.
Después de la Independencia se formalizó el proyecto capitalista anunciado por las haciendas, con lo cual los indígenas ya no pagaban tributo ni pertenecían laboralmente a éstas, presentándose como consecuencia, algunas rebeliones campesinas en el transcurso del siglo XVIII.
Posteriormente con el proceso de industrialización, las haciendas propiciaron la proletarización del campesino, con la consecuente modificación de las relaciones sociales y sus repercusiones en la fuerza de trabajo. Otros proyectos de industrialización, fueron la industria cervecera, fábricas de telas de algodón, molinos de trigo, aserraderos y pequeños talleres de talabartería, alfarería y cerería.
Desde entonces Amecameca se fue transformando en una ciudad media, caracterizada por la relativa cercanía con la capital del país, lo cual facilita que el 24.70%
[1] de la población se traslade diariamente a la ciudad de México para trabajar y/o para abastecerse de mercancía.
En cuanto a factores socioeconómicos, el comercio ha sido la actividad económica primordial, de hecho se cuenta con un mercado municipal que abastece la demanda popular, además un pequeño mercado de artesanías y dulces, y un tianguis alterno que se ubica en la calle de Abasolo dos días a la semana.
Durante la década de 1990 las actividades industriales de las fábricas que se encuentran en Amecameca van desapareciendo, la cuales se ven obligadas a retirarse por el impacto de la crisis económica sufrida en esos años. Como ejemplos de tales fábricas se tienen: la harinera de Amecameca, la fábrica de zapatos Sandak, una fábrica productora de alimentos para aves, otra fábrica de inyectado de plásticos, talleres maquiladores de ropa y calzado, fábricas de lámina, cartón y plásticos, una fábrica de tabicón y adocreto, etc.
Posteriormente aparecen algunas cadenas comerciales como Elektra, Bodega de Remates, Singer, Tiendas Coppel, entre otras.
Finalmente, en octubre de 2004 se comienza la demolición del edificio que ocupó la Harinera de Amecameca para construir una tienda de autoservicio de la cadena Wal-Mart.

Como puede apreciarse, las actividades que se han realizado en la ciudad de Amecameca, han sido las principales determinantes para la transformación de su espacio urbano, por lo que en el siguiente apartado se tratará de explicar el desarrollo de dicha transformación desde el punto de vista legal (o ilegal) a partir de la primera reforma agraria llevada a cabo en la década de 1920, de manera que permita conocer las causas que dan paso a este tipo de procesos.

Generalidades
Para 1917 la reforma agraria mexicana planteó el reparto de las tierras, en el cual se declaran nulas todas las asignaciones y expropiaciones de tierra llevadas a cabo de manera ilegal, además de que prohíben los latifundios en México y es la nación la encargada del dominio y explotación de los recursos naturales.
Así, en 1925, se llevó a cabo el primer reparto agrario con carácter de dotación o de restitución, y con el cual desaparecieron muchas haciendas, para dar paso al ejido.
[2] De hecho, hacia el periodo cardenista (1934- 1940) se habían repartido más de diecisiete millones de hectáreas.
Con este movimiento, los pueblos recuperan sus tierras para dedicarse a la agricultura, pero además comienza a desarrollarse una nueva organización y distribución del espacio en las comunidades. Cabe mencionar que la región de Amecameca está incluida en este tipo de movimientos, debido a que desde la conquista, la tierra estuvo ocupada por los hacendados de origen español.
Hasta 1992 los ejidatarios eran usufructuarios de una propiedad de la nación que sólo se transmitía por herencia o decisión ejecutiva.
[3] Sin embargo, la reforma de 1992 otorgó a ejidos y comunidades propiedad sobre la tierra. Los objetivos de esta reforma según consta en la solicitud del ejecutivo de este período eran:
a) Proporcionar seguridad jurídica en la tenencia de la tierra.
b) Capitalizar el campo.
c) Crear condiciones favorables para que los campesinos no sólo se beneficien con la posesión de sus tierras, sino de su propiedad y explotación, mejorando sus condiciones de vida y contribuyendo a elevar la producción de productos agropecuarios.
[4]


En otras palabras, los cambios más significativos que arrojó dicha reforma son: concluir el reparto agrario en respuesta a la búsqueda de seguridad jurídica a los propietarios de tierra; asociación entre ejidatarios e inversionistas privados, para capitalizar el campo; facultad para los ejidos de enajenar las tierras ante instituciones de crédito para la obtención de recursos económicos, y bajo mecanismos legales que ofrecieran seguridad jurídica a los campesinos. Además se entregaron títulos de propiedad definitiva a los ejidatarios y se promovió la asociación entre ellos para ampliar la superficie cultivable, dado que era incosteable mecanizar predios individuales menores a diez hectáreas.
Es así que no sólo las empresas comerciales, sino también las empresas constructoras de vivienda, amplían su espacio de influencia hacia las localidades rurales, dándose como consecuencia una explosión demográfica en toda el área metropolitana de la Ciudad de México principalmente, y poniendo en riesgo de conurbación a todas las localidades que se encuentran próximas a ella.
En este caso, los municipios de la zona oriente del estado de México son significativos dentro de la dinámica poblacional y de acceso al suelo urbano en la Zona metropolitana de la Ciudad de México debido a que el suelo como soporte de toda actividad humana y… de la vivienda, comienza a ser producto de una serie de fenómenos relativos al acceso y ocupación que lo han colocado en un lugar central en las políticas públicas, en la inversión privada y en la vida de la sociedad.
[5]
En cuanto a la tasa de crecimiento demográfico de esta misma zona, ha disminuido pues de 1970 a 1980 la tasa fue de 9.8, para 1980 a 1990 fue de 3.03 y de 1990 al 2000 tuvo un ligero incremento a 3.1; superando a la tasa de crecimiento de Estado de México que de 1990 al 2000 fue de 2.9.
[6]
Aunque el municipio de Amecameca está incluido en estas cifras, queda a la vez excluido, debido a que no cuenta con un volumen de población tan alto, pues de los 45255 habitantes que tenía hasta el año 2000
[7] con una tasa de 1.95, para el año 2005 sólo ascendió a un total de 48,959 habitantes con una tasa de crecimiento de 1.44[8]
Por lo tanto, puede ser objeto de políticas de incorporación de suelo para vivienda debido a que es un hecho que el proceso de metropolización continuará su crecimiento hacia esta área, y de no prever el crecimiento de esta forma, estaría sucediendo lo que ya es común en toda la zona, es decir, la ocupación mediante procesos informales.

Plan Municipal de Desarrollo Urbano 2003-2006
En contraste con lo anterior, el último Plan Municipal de desarrollo Urbano de Amecameca constituye nuevas políticas en materia de planeación, las cuales integran proyectos urbanos con carácter regional y tendencia al crecimiento masivo.
En principio, la manera en que fue desarrollado este Plan se considera ineficiente hasta cierto punto, pues se hace necesario mencionar que la importancia de carácter comercial y productiva que ha tenido esta región desde la época prehispánica la hace igualmente relevante en la actualidad, y que por lo tanto, su normatividad urbana, al menos, no puede elaborarse con un sentido de irresponsabilidad por parte del ayuntamiento y demás organismos que colaboran en este proceso.
Esta apreciación se justifica por el hecho de que la estructura de dicho Plan y algunos otros datos son literalmente obtenidos del Plan Municipal de desarrollo Urbano del municipio de Otumba, y que por descuido existen párrafos que se dejan con ese mismo contexto, como se muestra en el siguiente párrafo correspondiente a la delimitación del patrimonio histórico:
Con esos antecedentes este Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Otumba define y ubica el Polígono de Centro Histórico (polígono A) y un Polígono de protección (Polígono B).
[9]

Por otra parte, las políticas en este mismo Plan están definidas como un sistema de orientaciones para la planeación que actúan delimitando el campo de posibilidades de desarrollo de los diferentes centros de población en función de los lineamientos de ordenamiento territorial y las características propias de cada centro de población. Además están clasificadas en políticas de ordenamiento urbano y políticas sectoriales.
Dentro del ordenamiento urbano, se encuentra la instalación de un centro gastronómico paralelo a la carretera, el crecimiento habitacional en algunas zonas, integración de otras áreas al desarrollo urbano, ocupación de predios baldíos que ya se encuentran en el área urbana, conservación de la estructura regional de la carretera federal México-Cuautla al norte y al sur, reubicación de actividades incompatibles (comercio y transporte), y reglamentación de los usos de suelo así como de las construcciones sobre los corredores urbanos, entre otros.
En cuanto a las políticas sectoriales se tiene el fomento a la vivienda a través de fraccionamientos y zonas de futuro crecimiento, ampliación de redes de distribución de agua potable y construcción de nuevas fuentes de captación, ampliación de las redes de drenaje y construcción de planta de tratamiento, construcción de un paradero de autobuses y la implementación de un centro de abasto, entre otros.
Esta propuesta parte del programa de ordenamiento territorial de la ciudad de México, en el cual se pretende disminuir las tasas de crecimiento de la población e impulsar el desarrollo económico y el crecimiento de otros centros regionales y ciudades medias del país, y que se relaciona con una estrategia nacional de desconcentración.
[10]
Ahora bien, con respecto al Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca, estas políticas tienen el objetivo de concentrar la mayor cantidad de equipamiento y servicios con respecto a los municipios aledaños, integrando así un polo estratégico que le permita caracterizarse como un centro regional con la función de atender a la población en un radio de 20 a 30 kilómetros.
Roberto Eibenschutz (1997) también propone que parte de la estructuración del espacio regional depende de la integración de un sistema megalopolitano de áreas protegidas, que aporte elementos para conseguir una gestión ambiental uniforme y un modelo sustentable de aprovechamiento de los recursos. Dice también que el respeto a las condiciones del medio físico, y las limitantes para la dotación de infraestructura, obligan a restringir los usos urbanos sobre las áreas vulnerables y a preservar y restaurar las áreas naturales.


Pero en el caso de Amecameca no es así, ya que en el ámbito de la vivienda, se tiene el proyecto para ubicar una zona habitacional en un terreno que se encuentra sobre el actual libramiento, y a un costado del cerro del Sacromonte, sitio que por años ha fungido como un borde natural que impide el crecimiento de la ciudad hacia ese lado, y que por lo mismo conserva su jerarquía cultural.
La importancia que tiene este fenómeno, es sobre la discrepancia que tiene respecto al Plan Municipal, en el cual se menciona que el crecimiento habitacional debe darse principalmente en la zona oriente de la cabecera municipal, no siendo así para esta unidad habitacional que se pretende construir en la parte poniente en un terreno con uso del suelo agrícola, y que además se ubica a un lado de la zona que está catalogada como reserva ecológica. La problemática que genera la construcción de este proyecto implica un crecimiento muy acelerado de la ciudad, lo que a su vez provocará una conurbación con el municipio de Ayapango a corto plazo, comenzando así a presentarse una gran mancha urbana en esta región.
Otra contradicción que se presenta, es el destino de esta área para equipamiento urbano, mismo que ya comenzaba a construirse, y que a la fecha alberga una zona deportiva y una central de emergencias atendida por el grupo de protección civil y por los bomberos del municipio.
Y por si esto fuera poco, debe tomarse en cuenta la construcción acelerada de unidades habitacionales que se está presentando en el municipio de Chalco por parte de grandes inmobiliarias, lo cual está provocando una gran expansión hacia el oriente, puesto que es allí donde todavía se pueden adquirir los ejidos a menor costo.

Mientras tanto, en el ámbito del comercio se contempla un área para desarrollo comercial, la cual estará condicionada a un Plan Parcial “Comercial Turístico”, con una superficie aproximada de 85.19 Ha. y que se localiza a lo largo del libramiento.
Al analizar el Plan de Desarrollo Urbano, puede apreciarse la intención de contar con grandes establecimientos comerciales, los cuales están clasificadas en central de abastos, centros comerciales y tiendas de autoservicio, así como la consolidación de un corredor urbano que se establecería a lo largo de la Av. 20 de noviembre principalmente.
Teóricamente, este fenómeno puede explicarse de acuerdo a la transformación del espacio con objetivos opuestos a las leyes del mercado
[11], en el que se organiza el territorio mediante el mercado del suelo, llevando a una distribución desigual de los servicios, infraestructuras y equipamientos urbanos, y favoreciendo solamente a los grupos sociales que habitan en las zonas más centralizadas.
Y en la práctica, es el proyecto de la tienda de autoservicio el que toma la iniciativa para ubicarse precisamente en esta avenida, generando varias polémicas debido a las restricciones que tiene este predio.
En principio está el hecho de que en este predio se encuentra construido el edificio que utilizaba la Harinera de Amecameca, el cual todavía conservaba un uso del suelo de tipo industrial; esta restricción es retomada en el Plan Municipal, al mencionarse que no puede haber cambio en el uso de suelo en los predios que están destinados para la industria, por lo que el cambio de uso del suelo en dicho terreno, aprobado finalmente por el ayuntamiento representa la primera violación al reglamento.
Sin embargo, esta alteración al reglamento es provocada por la acción conjunta del gobierno con la empresa Wal-Mart que acordaron construir la tienda en esta ciudad media con fines exclusivamente comerciales. Al respecto, Lefebvre (1969) hace referencia al espacio urbano donde cada agente implicado en el urbanismo va a tratar de conseguir utilizar la ciudad de acuerdo con la línea de sus intereses, originándose una serie de interminables conflictos.
Y precisamente es esta acción conjunta la que genera dichos conflictos por la facilidad que ofrece el gobierno municipal en el sentido de que se apega a las exigencias de estas tiendas para permitirle su establecimiento, con la excusa de ofrecer una buena cantidad de empleos y un incremento en el nivel de vida de los habitantes.

Por otra parte, se trata de un predio que colinda con el centro urbano de la ciudad de Amecameca. Este aspecto es importante porque, en el Plan Municipal, el cabildo se encarga de mantener fuera del centro urbano a este predio exclusivamente, aun cuando se encuentra dentro del mismo.
Este factor es entendido como un desligue del gobierno municipal hacia el desarrollo que pueda presentarse en este predio, y que por lo tanto no tiene responsabilidad alguna, lo cual a su vez es contradictorio con lo que se presenta en las restricciones ya mencionadas con referencia a los usos del suelo del mismo Plan, y que dicen que en el uso industrial mediano no contaminante se permite la subdivisión de predios, siempre y cuando las fracciones resultantes tengan una superficie mínima de 1000 m2 de terreno, con un frente de 30 metros; se deberá dejar el 25% de superficie del predio libre de construcción, y la altura máxima estará sujeta al dictamen técnico correspondiente. En esta especificación queda claro que el predio está considerado, por parte del gobierno municipal, para permitir la construcción de nuevos proyectos, sobre todo comerciales.
John Frieddman (1997) propone una serie de circunstancias en las cuales menciona que la planificación que desarrolla el Estado ha caído en descrédito, debido a que vivimos en una sociedad de consumo y que las necesidades del consumidor son mejor satisfechas con el libre mercado.


Plano E-2A Uso del Suelo. En la imagen se representa la forma en que el predio con uso
del suelo industrial se mantiene fuera del centro urbano.

Fuente: Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca 2003-2006. Imagen editada.

Desgraciadamente esta problemática es generada por la astucia con la que es aplicada la normatividad urbana por parte del ayuntamiento, el cual se respalda en el Art. 115 Constitucional que no permite que las leyes federales o locales obliguen a los ayuntamientos a compartir sus atribuciones con otros órganos, a menos que se trate de las zonas conurbadas,[12] reduciendo de esta forma la participación de los poderes ejecutivo y legislativo para la regulación de los municipios.
Esta parte también se expresa en la Ley Orgánica Municipal del Estado de México que establece en sus artículos 11 y 12, que los municipios estarán facultados para aprobar y administrar la zonificación de su territorio.
Como respuesta a este tipo de procesos, Roberto García Ortega (1999) realiza entrevistas al respecto a algunos especialistas de las ciudades de México, Monterrey, Guadalajara y Puebla, en las que destaca el escaso cumplimiento de leyes, planes y programas de desarrollo urbano, además del interés que tienen algunos grupos económicos privados en desacreditar el marco normativo para su beneficio,
[13] siendo esta una situación que se manifiesta en el caso de Amecameca.
Sin embargo, el ayuntamiento se ampara con la misma Ley Orgánica Municipal del Estado de México al decir que es el gobierno estatal quien otorgó la licencia de uso del suelo y concedió la autorización para la construcción de esta tienda de autoservicio, mientras que el primero sólo otorga la licencia municipal de construcción. Esto es porque cualquier proyecto que vaya más allá de la construcción de una vivienda unifamiliar requiere que se realicen algunos estudios con respecto a la factibilidad del proyecto, los cuales también son mencionados en el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de este municipio refiriéndose a ellos como el dictamen de impacto regional, y que incluyen tanto el cambio de uso del suelo, como su implicación hacia los servicios de infraestructura y al equipamiento urbano.

Dentro del proyecto arquitectónico para este mismo proyecto comercial se encuentra la capacidad de estacionamiento. Nuevamente en el Plan Municipal se establece la existencia de 1 cajón por cada 20 m2 construidos, lo cual representa un déficit puesto que dicha tienda cuenta con una superficie superior a los 2,000 m2 y sólo pretende destinar un área para 45 cajones.
Finalmente, no puede dejar de mencionarse la violación que existe hacia la alteración del edificio del molino que está considerado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como patrimonio histórico por haberse construido en el siglo XIX. Existe una tremenda irresponsabilidad en el Plan Municipal una vez más hacia este inmueble, ya que en el capítulo de patrimonio histórico y en el plano correspondiente a imagen urbana -de la cual se presenta la siguiente imagen- se enumera cada uno de los inmuebles considerados por parte del INAH, entre los cuales no se encuentra el edificio de la harinera. Sin embargo el catálogo de bienes inmuebles que elabora dicho Instituto si lo contempla.


Inmuebles catalogados por el INAH como patrimonio histórico, en el centro urbano de
Amecameca. Nótese que el predio ocupado por el edificio de la harinera no se
encuentra marcado dentro del PMDU de este municipio. Fuente: Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca 2003-2006. Imagen editada.

Con todas estas contradicciones, el gobierno municipal promueve dentro del Plan de Desarrollo el establecimiento de grandes centros comerciales que permitan incrementar el nivel económico del municipio, justificando que se cuenta con una actividad comercial muy importante en el centro urbano de la cabecera Municipal, con una importancia regional, por lo que será conveniente reforzar ésta actividad, ubicándolo en el espacio adecuado y apoyado con los servicios complementarios;[14] y para ello enuncian una serie de circunstancias que permitan hacer factible este tipo de inversiones, entre las que se encuentran precisamente el uso de suelo industrial con condiciones inadecuadas.
Esto nos lleva a expresar dichas contradicciones basadas en que la idea de remodelar la realidad mediante una planificación desarrollada por parte del Estado ha fracasado ante la evidencia de que el mercado ha producido muchos cambios en la estructura regional, dando como consecuencia la formulación de políticas públicas.
[15] Cabe mencionar también que dicha tarea surge desde el año 1990, cuando se elabora el Plan de Centro de Población Estratégico de Amecameca, en el que se establece el carácter de ciudad estratégica de la región por ser ésta ciudad la única que contaba con un instrumento de control urbano, en el que se establecían los lineamientos, políticas y normas, para el ordenamiento territorial y control de los asentamientos humanos, así como la previsión y programación de los servicios urbanos necesarios, con cierta tendencia al mejoramiento de la calidad de vida de la población y el propiciar un eficiente desarrollo urbano y económico del Municipio.
A partir de entonces es que comienza a verse la transformación del espacio urbano de la cabecera municipal, y en algunos casos sus áreas periféricas, con el asentamiento de nuevos proyectos de carácter regional, entendiendo con ello la cobertura de los servicios hacia los municipios colindantes en un radio aproximado de 30 kilómetros, lo que llevó a caracterizar a la ciudad de Amecameca como la cabeza de un sistema de ciudades.
[16]

Este aspecto es el que ha permitido la introducción de nuevas políticas que establecen la distribución del espacio en base al ámbito comercial, y que de alguna manera limitan la participación ciudadana en la economía local. La nueva planeación, como parte de las nuevas formas de gobernabilidad está bajo la luz de los medios de comunicación públicos.
[17]
A su vez, estas formas de gobernabilidad, de acuerdo a como lo desarrolla Frieddman, apuntan hacia un proceso altamente politizado de negociación y mediación entre múltiples actores a los que se refieren colectivamente bajo la denominación de stakeholders,
[18] aun cuando debiera ser una responsabilidad compartida entre el Estado, el capital y la sociedad civil.
Desgraciadamente, con referencia a los párrafos anteriores, comienza a verse en la ciudad de Amecameca una planificación desarrollada entre algunos agentes sociales y el Estado, ambos con fines económicos.La problemática está en la tendencia hacia el aglutinamiento de grandes proyectos en los cuales los stakeholders están orientados a perseguir exclusivamente fines de lucro, sin tomar en cuenta las condiciones en que se encuentran los servicios, la infraestructura, y la repercusión que pudiera tener en la organización espacial del centro urbano.






[1] Sistema Nacional de Información Municipal. INEGI. En: www.inegi.gob.mx
[2] El artículo 27 expresa que las tierras y aguas comprendidas dentro del territorio nacional pertenecen originariamente a la nación, la cual tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada. Establece que las expropiaciones de tierras y aguas se harían por causa de utilidad pública y mediante indemnización.
[3] Warman, A. (2001) El campo mexicano en el siglo XX. México. FCE. Pág. 77
[4] Globalización Económica y Transición Democrática. 1982 – 1994. en: http://webpages.cegs.itesm.mx
[5] Laboratorio de Proyectos Urbanos. Manual de procedimientos para la incorporación de suelo a programas de vivienda. División de Ciencias y Artes para el Diseño. UAM, Azcapotzalco. Pág. 38.
[6] Ídem. Pág. 43.
[7] Censo General de Población y Vivienda del Estado de México 1970, 1980, 1990, 2000. INEGI.
[8] Estimaciones de Población Municipal 2000-2020 en: Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca, 2003-2006.
[9] Este párrafo fue extraído del Capítulo 3 correspondiente a las prospectivas para la preservación del patrimonio de valor histórico y cultural, en el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca, 2003-2006. Pág. 97.
[10] Eibenschutz Hartman, Roberto (1997). Una Estrategia para el futuro de la metrópoli. En: Eibenschurtz Hartman, Roberto (coord). Bases para la Planeación del Desarrollo Urbano en la Ciudad de México. Tomo II: Estructura de la Ciudad y su Región. UAM-Xochimilco.
[11] Mazón, Tomás (1997) Introducción a la planificación Urbana. Capítulo 1. Pág. 22
[12] Azuela, Antonio (1998), Planeación Urbana y Reforma Municipal, en: Garza, Gustavo y Rodríguez, Fernando (1998): Normatividad Urbanística en las principales metrópolis El Colegio de México.
[13] García Ortega, Roberto (1999) Una evaluación de especialistas. En: Ciudades No 42. Pag. 52.
[14] Ayuntamiento Municipal de Amecameca. Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca 2003-2006. Pág 88
[15] Boisier, Sergio (1993). Las transformaciones en el pensamiento regionalista latinoamericano. ILPES. Pág. 40
[16] En el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Amecameca, Capítulo 5, se dice que el municipio de Amecameca se localiza en la Región X, que está formada por los municipios de: Amecameca, Atalutla, Ayapango, Cocotitlan, Chalco, Ecatzingo, Juchitepec, Ozumba, Temamatla, Tenango del Aire, Tepetlixpa, Tlalmanalco y Valle de Chalco Solidaridad. Es por ello que, en el contexto regional, la ciudad de Amecameca de Juárez está situada estratégicamente, ya que representa el paso entre el Valle de Cuautitlán-Texcoco y el Valle de Cuautla-Yautepec del Estado de Morelos. Por lo tanto está considerada como un Centro de Población estratégico, dentro de este conjunto o sistema de ciudades, debido a que concentra la mayor cantidad de servicios y de equipamiento urbanos.
[17] Frieddman, John (1997). “El reto de la Planeación en un mundo sin fronteras”, en: Ciudades No. 42. RNIU. México. Pág. 5.
[18] Frieddman menciona que dentro del análisis de políticas, planeación y evaluación, se considera stakeholder a los agentes sociales que tienen algún tipo de interés en cierto sector o programa. Incluye también a legisladores, agencias gubernamentales, planificadores, fuentes de financiamiento, funcionarios en puestos de elección popular, instituciones privadas involucradas o afectadas, organizaciones de consumidores, etc.